La caja de los sueños

No, tampoco está aquí… no sé donde he guardado la llave que abre la caja de los sueños… aquella donde guardé los motivos por la que hoy estoy aquí… no… nunca he tenido paciencia, nunca me senté a esperar, me salté las lecciones que hablaban de que había tiempo para todo, que cada acción a su momento, cada cosa a su tiempo, cada canción en su sitio… y ahora donde está la llave de la caja de los sueños… qué estoy haciendo aquí con los cajones revueltos, no sé bien donde buscar… no sé si estos cajones son míos o el reflejo de lo que pudo ser. No, tampoco en los bolsillos… aquí hay proyectos de ventanas sin paredes, cuadernos en blanco, palabras sueltas, canciones sin nombre, un mapa sin norte… ¡Ahí! ¡justo detrás! ¡Ahí está! ¡La encontré! La llave… ¡soy yo! pero… ¿dónde estoy?

Ya iba siendo hora

Ya iba siendo hora de volver a sacar el edredón, de buscarle una melodía a la semana, de salir a la calle a contarle al viento que tengo los mismos motivos para volver a hacerme de sal que la tierra para seguir girando, porque rara vez sigo el camino recto y a estas alturas no sé donde estoy, pero si sé dónde estás. Será porque yo también envidio tu manera de sonreírle al mundo… Ya iba siendo hora de volver a poner las cartas sobre la mesa, y quitarle la arena a la guitarra para seguir cantándote, para envidiar tus silencios rotos por la palabra justa, y se que a estas alturas tengo más vértigo que timidez, que ahora lo que envidio es tu manera de ser inspiración… ya va siendo hora de que te escriba otra canción…

la primera chimenea

Y bajo las suelas los primeros charcos del otoño… tardes plomizas sin bicicletas, y vivir en la piel la fragilidad de que todo puede desplomarse, las noches húmedas solo esperan ver humear la primera chimenea mientras sigo desvelando los secretos de tus canciones de buenas noches… y salir a la calle y creer que mi modo de ver la vida es el correcto, creer que cada paso que doy me lleva a algún sitio, que todos los esfuerzos nunca son en balde, a paso firme… y aunque parezca que todo puede desplomarse… yo sigo aquí esperando el olor de la primera chimenea al compás de tu canción de buenas noches.

Inventandome finales

Por si no puedo apartar la mirada, por si la mente se empeña en recordarte aunque los finales nunca sucedieran en realidad. Ahora que aunque soy dueño de mis pasos no camino contigo, ahora que reconozco que tú ya lo sabías… Por si no estoy en el mejor sitio para encontrarme, porque nunca es buen momento para desandar pasos, y menos cuando no se cómo he llegado hasta aquí. Por si no puedo apartar la mirada, cuando los gritos se hicieron silencio y se me acabaron las excusas… Cuando después de descubrir que a pesar de todo me gusta mi vida… vuelve mi mente a inventarse finales en los que estamos en el lugar incorrecto, en el momento incorrecto…

hacerte de luz

Así cualquiera hace de luz una mañana, así cualquiera amanece con la boca llena de sal y la espalda echa de arena… así cualquiera le tiene envidia a las luces… así cualquiera abre los ojos y ve en los tuyos todo el mar mirando al cielo a la cara, así cualquiera cierra la boca y deja hablar a tu mirada, y en un suspiro del silencio dejar aprender a latir a un corazón de agua y asfalto… así cualquiera hace de luz una mañana y se cree infinito en tu mirada.

Trafalgar

Ahora que la vida me ha dado un respiro… ahora que tengo tantas cosas que hacer que prefiero no hacer nada, ahora que he bajado a recoger la casa, la que tiré por la ventana, están los platos fregados el teléfono cargando, la tele apagada, las plantas regadas… hoy he dejado de medir la velocidad del segundero, hoy que tengo el corazón dormido y las luces apagadas… por qué no te vienes a olvidarte de todo, a inventarte cualquier historia, a dejar que las olas te entierren los pies a orillas de cualquier mar con vistas al infinito, a dejar que la vida te dé un respiro…

Náufrago

Déjalo quieto, no lo toques… eso fue lo que le dijo la razón a mis manos, pero pudo el corazón… corazón impaciente… no sabe de relojes ni de calendarios, no distingue de distancias no entiende de verbos… poder, tener, deber… corazón frágil que solo vive por querer, que solo muere por querer… déjalo quieto ahora que duerme… no pudo.
El corazón se ha caído al mar.
La razón mira y con voz estridente rompió el silencio “ya te lo dije”… que me dijiste… ¿el qué? ¿A caso no lo ves? Míralo está latiendo como no ha latido nunca ¡miralo! Mira como flota a la deriva en un punto cualquiera del océano azul de una mirada infinita… que me dijiste… ¿el qué? De tanto buscarle la lógica a la vida te has olvidado de vivirla…

verano del 98…

Ha vuelto a aparecer la foto aquella en la que saltábamos desde el noray del muelle al mar, verano del 98… el pelo corto, tu llevabas un bañador verde y el mío era rojo, y por un momento de la imagen a los ojos y de este al recuerdo allí estaba yo en el punto exacto de la toma, con la inercia en el cuerpo y el impulso suficiente para saltar lo más lejos que hubiese saltado nunca nadie.... y he vuelto, y no entiendo nada... ¿tanto han cambiado las cosas? no hay huella alguna de lo que son nuestros días hoy. Mírate, mírame a mí, y a todos los chicos de la pandilla... Esos niños hoy son hombres de vidas grises, horarios, trabajos, obligaciones y cuentas corrientes... no queda nada de aquellas bicicletas con un plástico en los radios, los dedos llenos de las migas de los gusanitos, del balón embarcado, de las faldas de las niñas... No parece que nadie recuerde quienes somos, quienes fuimos... Deja los apuntes por hoy y vamos a sentarnos en aquel noray del muelle que también se estará preguntando qué habrá sido de nosotros, vamos a ver si recordamos cómo era eso de sonreírle a lo que venga, a no temerle a la vida y volver a sentirnos seguros a saltar al agua lejos...

El momento exacto

Será por el día aquel que enterré lo que creíste innecesario por lo que ahora ando gateando, buscando el camino para volver a mí, será porque sigo buscando recuerdos y en los bolsillos solo me queda tu ausencia, será que ando las calles mirando al suelo, como el barrendero aquel que madrugaba para que al salir el sol no quedase la huella de la noche, será porque solo recuerdo el momento exacto de un Adiós que nadie llegó a oír, y aunque sepa que sigues caminando con paso firme yo sigo gateando, buscando el camino para volver a mí.

Inevitable

Han vuelto las oscuras golondrinas a colgar el nido en la pared de enfrente, han vuelto las mangas de camisas, las tardes de café en la terraza, los domingos al sol... siguen mis pupilas llenas de tu ausencia, aunque no recuerden eso de echarte de menos, han vuelto a nacer los colores, las noches de luna y mis pies en la orilla, el mundo ha vuelto a girar contigo dentro, aunque las cosas no son siempre como de costumbre, he roto la rutina, he olvidado la tristeza aunque tu recuerdo lo siga guardando… eso siempre fue inevitable, aunque al mirar por la ventana veo el nido de las golondrinas y me doy cuenta de que la vida sigue y yo con ella.

mira

Abre los ojos, esos que sabes que tienes y mira… pero mira bien… atento. Deja de dudar de la sinceridad de los espejos, deja de desconfiar del aire y de los cristales, que son tus ojos los que engañan cuando dudas al mirar, mira a tu alrededor y siente, que también hay colores en la noche y en la lluvia, que siempre fueron más vivas la luz de unos ojos que cualquier bombilla… No desconfíes del mundo, aprende a mirarlo como se muestra, lo demás es inventado.

siguendote los pasos

Porque cambian de color el cielo y los ojos, porque son las miradas perdidas la bruma que no deja ver lo que hay detrás de tus pupilas, para alimentarse de sonrisas en copas de balón y botellines verdes, para dejar a un lado lo que pudo haber sido, cada paso que damos es una oportunidad, y recuerda que por muy cerrada que esté la noche y aunque te cambie el color de los ojos siempre hay motivos para sonreír.

Paris...

Llenas de vida las orillas y las miradas vacías, tengo secos los labios aunque la sonrisa eterna, la vista nublada la humedad, el beso. Convertirme en nadie para aprender a vivirte, saberme humano para aprender a quererte, mientras pasa por ejemplo el tiempo que camina con las manos en los bolsillos, mira al suelo y se pierde entre la gente, mientras me creo ajeno a lo que escondes dentro mientras me empeño en recorrer tu piel de hormigón y asfalto mientras te dan vida las historias de todo el que te vive, mientras las luces iluminan lo que alguna vez trataste de esconder…

cuantas huellas se han dejado por las calles de París…

Duda

Con la lengua a medio morder, las palabras medio dichas y las manos en los bolsillos… no sé si quiero y no puedo o si puedo y no quiero. Y vuelvo a mí de nuevo retomo el camino por donde lo dejé he dejado atrás lo que no sirve y me he guardado lo que alumbra, redescubriendo los olores de la infancia, pretendiendo soñar con la piel y sentirme realidad, para seguir caminando con las manos en los bolsillos, con la lengua a medio morder y sin saber si quiero y no puedo o si puedo y no quiero desprenderme de la duda.