Y me resumo los sentidos, esquematizo movimientos, despejo gestos… no necesito cuantificar el ritmo al que lato cuando miras y abres los ojos, la matemática no es perfecta, no entiende por qué tiemblan mis manos cuando la brisa huele a tus manos y son menores los acordes del viento que te envuelve, y la vida se me enreda suave entre los dedos…
A veces me gusta descoserme la piel y salir de mi cuerpo, a veces me gusta desandarme el tiempo para correr a tu lado y mirarte de frente, pero vuelvo pronto a mi cuerpo, para sentir mis manos en tu espalda, para saberme pequeño y protegido para descifrar el enigma de tus ojos…
Y entonces miras al techo… crees mirar el infinito, pero solo es el techo… lo que no sabes es que lo que guardas en tus ojos solo cabe en ellos.
martes, 12 de octubre de 2010
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