Agoniza el segundero con la velocidad
del sol ahogándose allí,
donde termina el mar, con la necesidad
de acudir a iluminar tu piel...
Y siguen mojadas las calles que nos conocen
y sigo desgastando el aire de pensar en ti
realidad la que me quita el sueño
de buscar tus ojos en el techo, de imaginarte sonriendo así
lunes, 19 de abril de 2010
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