Ya iba siendo hora

Ya iba siendo hora de volver a sacar el edredón, de buscarle una melodía a la semana, de salir a la calle a contarle al viento que tengo los mismos motivos para volver a hacerme de sal que la tierra para seguir girando, porque rara vez sigo el camino recto y a estas alturas no sé donde estoy, pero si sé dónde estás. Será porque yo también envidio tu manera de sonreírle al mundo… Ya iba siendo hora de volver a poner las cartas sobre la mesa, y quitarle la arena a la guitarra para seguir cantándote, para envidiar tus silencios rotos por la palabra justa, y se que a estas alturas tengo más vértigo que timidez, que ahora lo que envidio es tu manera de ser inspiración… ya va siendo hora de que te escriba otra canción…

la primera chimenea

Y bajo las suelas los primeros charcos del otoño… tardes plomizas sin bicicletas, y vivir en la piel la fragilidad de que todo puede desplomarse, las noches húmedas solo esperan ver humear la primera chimenea mientras sigo desvelando los secretos de tus canciones de buenas noches… y salir a la calle y creer que mi modo de ver la vida es el correcto, creer que cada paso que doy me lleva a algún sitio, que todos los esfuerzos nunca son en balde, a paso firme… y aunque parezca que todo puede desplomarse… yo sigo aquí esperando el olor de la primera chimenea al compás de tu canción de buenas noches.

Inventandome finales

Por si no puedo apartar la mirada, por si la mente se empeña en recordarte aunque los finales nunca sucedieran en realidad. Ahora que aunque soy dueño de mis pasos no camino contigo, ahora que reconozco que tú ya lo sabías… Por si no estoy en el mejor sitio para encontrarme, porque nunca es buen momento para desandar pasos, y menos cuando no se cómo he llegado hasta aquí. Por si no puedo apartar la mirada, cuando los gritos se hicieron silencio y se me acabaron las excusas… Cuando después de descubrir que a pesar de todo me gusta mi vida… vuelve mi mente a inventarse finales en los que estamos en el lugar incorrecto, en el momento incorrecto…